20/7/16

Consejos de Bill Hybels para cultivar buenas amistades!



         

“El que con sabios anda, sabio se vuelve,
 el que con necio se junta saldrá mal parado” 
Proverbios 13:20

El libro de proverbios ofrece algunas advertencias acerca de caminar en la vida con amigos. Todos necesitamos tener amigos íntimos con quienes transitar la vida. Pero debemos ser muy cuidadosos, dice el escritor de este proverbios, en cuanto a quien elijamos como amigo. Los amigos sabios nos harán sabios; los amigos necios nos harán daño.

De acuerdo con este proverbio, estamos más profundamente conectados con nuestro amigo íntimo de lo que pensamos. Aunque nos consideremos individuos independientes, estamos ligados a nuestros amigos por algo semejante a membranas permeables, paredes extremadamente delgadas a través de las cuales pasan partículas diminutas.

Lo que se transfiere entre amigos son valores, 
convicciones, ética, hábitos y metas. 

Estos circulan en ambos sentidos, sea que nos demos cuenta o no; de manera que, a pesar de nuestras ilusiones de individualidad, somos profundamente afectados por la sabiduría o la estupidez de nuestros amigos. Esto significa que podemos aumentar nuestras posibilidades de crecer en un sentido positivo si elegimos correctamente a nuestros amigos. Si queremos ser personas con buenos criterios, deberíamos escoger como amigos a personas reconocidas por tomar decisiones sabias. Si queremos ser personas de convicciones firmes, deberíamos elegirlos por su prestigio de mantenerse firmes a lo que creen. Si deseamos ser personas bondadosas, deberíamos pasar mas tiempo con quienes tratan a los demás con amabilidad y con gracia. Si deseamos andar mas cerca de Dios, deberíamos ponernos bajo la influencia de personas que hacen de la disciplina espiritual una prioridad. Elegir a los amigos adecuados es como integrar nuestro propio equipo de desarrollo personal: nos ayudará en nuestros esfuerzos por caminar en la senda correcta.

Lo contrario también es cierto. Las amistades necias pueden arruinarnos. Su necedad puede penetrar en nuestras vidas y contaminar nuestros deseos y metas. Su viciada brújula moral podría desviarnos de nuestro curso. Su distorsión de la verdad podría socavar nuestros conceptos de Dios y de sus caminos. “No se dejen engañar”, dice 1 Corintios 15:33. “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”. Si permitimos que nos corrompan, pagaremos las consecuencias; como dice proverbios, “saldremos mal parados”, sé que esto es verdad.

¿Qué clase de persona quiero ser?, me pregunto, ¿y tú?
Una vez que lo sepamos, el resto es bastante sencillo. Elegimos caminar con personas cuyos pensamientos, palabras y acciones desearíamos que sean nuestras. No me estoy refiriendo a aspectos de personalidad, estilo de vida, dones espirituales, talentos o carreras;  nuestros amigos íntimos, tal vez sean muy diferentes a nosotros. Estoy hablando de los aspectos más profundos de integridad y carácter. Si estamos decididos a seguir las sendas de Dios y analizar las áreas analizadas en este libro (sabiduría, iniciativa, bondad, disciplina, verdad y demás) entonces deberíamos rodearnos deliberadamente de personas que exhiben esas cualidades. 

En la medida que crezca nuestra amistad con esas
 personas, crecerán también nuestro carácter y nuestra
 búsqueda de la santidad.

¡No te acerques demasiado!
¿Cómo armar un equipo de compañero de ruta capaz de ayudarnos a avanzar en las sendas de Dios? Aquí algunos consejos prácticos del libro de proverbios.

El primer consejo tiene una connotación negativa y nos advierte que clase de persona no puede ser candidata a integrar nuestro equipo. Si vemos determinadas características en esa persona, debemos eliminarlas definitivamente de nuestra probable lista de amigos íntimos. Esto no significa que no le importen a Dios. Desde luego que le importan, y debemos aprovechar cada oportunidad que tengamos para tener contacto con ellos de una manera positiva; debemos ser amables y serviciales, debemos amarlos y encaminarlos con paciencia hacia el amor de Dios y el evangelio de la gracia, el perdón y la reconciliación. Pero no son las personas a las que deberíamos invita para que caminen la vida junto a nosotros.

¿Cómo son estas personas?  Son los hombres y mujeres que describen las características de proverbios 6:16-19  Según este pasaje; hay 6 cosas que el Señor aborrece, y 7 que le son detestables:

“Los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testimonio que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”

Si descubrimos cualquiera de estas características en una persona, deberíamos ver banderas rojas de advertencia. Esta no es la clase de gente en la que debemos contar en nuestro círculo de amigos, no significa que debamos considerarlos de poco valor para nosotros y para Dios. Si quiere decir que nunca debemos permitirles que sean de influencia en nuestra vida.


Siga leyendo página 148 “1001 proverbios de Dios para una vida feliz”

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