“El que con
sabios anda, sabio se vuelve,
el que con necio se junta saldrá mal parado”
Proverbios 13:20
El libro de proverbios ofrece algunas advertencias acerca de caminar en la vida con amigos. Todos
necesitamos tener amigos íntimos con quienes transitar la vida. Pero debemos
ser muy cuidadosos, dice el escritor de este proverbios, en cuanto a quien
elijamos como amigo. Los amigos sabios nos harán sabios; los amigos necios nos
harán daño.
De acuerdo
con este proverbio, estamos más profundamente conectados con nuestro amigo
íntimo de lo que pensamos. Aunque nos consideremos individuos independientes,
estamos ligados a nuestros amigos por algo semejante a membranas permeables,
paredes extremadamente delgadas a través de las cuales pasan partículas
diminutas.
Lo que se
transfiere entre amigos son valores,
convicciones, ética, hábitos y metas.
Estos circulan en ambos sentidos, sea que nos demos cuenta o no; de manera que,
a pesar de nuestras ilusiones de individualidad, somos profundamente afectados
por la sabiduría o la estupidez de nuestros amigos. Esto
significa que podemos aumentar nuestras posibilidades de crecer en un sentido
positivo si elegimos correctamente a nuestros amigos. Si queremos ser personas
con buenos criterios, deberíamos escoger como amigos a personas reconocidas por
tomar decisiones sabias. Si queremos ser personas de convicciones firmes,
deberíamos elegirlos por su prestigio de mantenerse firmes a lo que creen. Si
deseamos ser personas bondadosas, deberíamos pasar mas tiempo con quienes
tratan a los demás con amabilidad y con gracia. Si deseamos andar mas cerca de
Dios, deberíamos ponernos bajo la influencia de personas que hacen de la
disciplina espiritual una prioridad. Elegir a los amigos adecuados es como
integrar nuestro propio equipo de desarrollo personal: nos ayudará en nuestros
esfuerzos por caminar en la senda correcta.
Lo contrario
también es cierto. Las amistades necias pueden arruinarnos. Su necedad puede
penetrar en nuestras vidas y contaminar nuestros deseos y metas. Su viciada
brújula moral podría desviarnos de nuestro curso. Su distorsión de la verdad
podría socavar nuestros conceptos de Dios y de sus caminos. “No se dejen
engañar”, dice 1 Corintios 15:33. “Las malas compañías corrompen las buenas
costumbres”. Si permitimos que nos corrompan, pagaremos las consecuencias; como
dice proverbios, “saldremos mal parados”, sé que esto es verdad.
¿Qué clase
de persona quiero ser?, me pregunto, ¿y tú?
Una vez que
lo sepamos, el resto es bastante sencillo. Elegimos caminar con personas cuyos
pensamientos, palabras y acciones desearíamos que sean nuestras. No me estoy
refiriendo a aspectos de personalidad, estilo de vida, dones espirituales,
talentos o carreras; nuestros amigos
íntimos, tal vez sean muy diferentes a nosotros. Estoy hablando de los aspectos
más profundos de integridad y carácter. Si estamos decididos a seguir las
sendas de Dios y analizar las áreas analizadas en este libro (sabiduría,
iniciativa, bondad, disciplina, verdad y demás) entonces deberíamos rodearnos
deliberadamente de personas que exhiben esas cualidades.
En la medida que
crezca nuestra amistad con esas
personas, crecerán también nuestro carácter y
nuestra
búsqueda de la santidad.
¡No te
acerques demasiado!
¿Cómo armar
un equipo de compañero de ruta capaz de ayudarnos a avanzar en las sendas de
Dios? Aquí algunos consejos prácticos del libro de proverbios.
El primer
consejo tiene una connotación negativa y nos advierte que clase de persona no
puede ser candidata a integrar nuestro equipo. Si vemos determinadas
características en esa persona, debemos eliminarlas definitivamente de nuestra
probable lista de amigos íntimos. Esto no significa que no le importen a Dios.
Desde luego que le importan, y debemos aprovechar cada oportunidad que tengamos
para tener contacto con ellos de una manera positiva; debemos ser amables y
serviciales, debemos amarlos y encaminarlos con paciencia hacia el amor de Dios
y el evangelio de la gracia, el perdón y la reconciliación. Pero no son las
personas a las que deberíamos invita para que caminen la vida junto a nosotros.
¿Cómo son
estas personas? Son los hombres y
mujeres que describen las características de proverbios 6:16-19 Según este pasaje; hay 6 cosas que el Señor aborrece,
y 7 que le son detestables:
“Los
ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre
inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo
malo, el falso testimonio que esparce mentiras, y el que siembra discordia
entre hermanos.”
Si
descubrimos cualquiera de estas características en una persona, deberíamos ver
banderas rojas de advertencia. Esta no es la clase de gente en la que debemos
contar en nuestro círculo de amigos, no significa que debamos considerarlos de
poco valor para nosotros y para Dios. Si quiere decir que nunca debemos
permitirles que sean de influencia en nuestra vida.
Siga leyendo
página 148 “1001 proverbios de Dios para una vida feliz”
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